martes, 21 de diciembre de 2010

CON LAS BANDERAS DE LA HOZ Y EL MARTILLO EXIGEN QUE SE LES CONDONE EL GRAVISIMO DELITO DE INVASION DE PROPIEDAD PRIVADA


¿TODAVÍA IMPORTA EL SUR? ¿A QUIÉNES?
Por Andrés Pascual

Creo que fue Joan Manuel Serrat el que hace varios años tituló un disco “El Sur También Existe” y es que siempre ha habido una conexión en pro de los peores intereses para los pueblos latinoamericanos, a través de la amistad entre “cantaautores” que asumen posiciones ideológicas peligrosas que, por tal razón, les convierten en defensores de lo totalitario, lo antidemocrático y casi salvaje en cuanto a la intención de convertir al ser humano en animal y me refiero al comunismo, que siempre acecha para lanzarse sobre la presa y devorarla en festín de duración eterna.

En su afán por lograr su objetivo los comunistas lo usan todo y a todos, incluso a sus enemigos ideológicos; después se encargarán de purificar o de purgar la dirección de la secta, por eso emplean durante el tiempo que sea a quienes les propagandicen como verdaderos “mesías” para los pueblos que destruirán y el entorno musical, falsamente considerado “poético”, dirigido al público juvenil, es de suma importancia: Silvio, Pablo, Noel, Amaury…sin posibilidades de convertirse en exitazos comerciales está bien; pero Alberto Cortez y Joan Manuel Serrat, de clase universal indiscutible, son otros cinco pesos; después, cada uno por su lado y a su manera, han rumiado los colosales errores a que la evidencia abrumadora, que es la realidad insoslayable, les ha obligado con la toma de conciencia tardía que debió ser desde el primer instante…y me refiero a Cuba.

Hace poco le escuché decir a una joven latinoamericana, en medio del llanto por la llamada “derrota del Dream Act”, especie de ley que perseguía legalizar a estudiantes que llegaron muy pequeños a Estados Unidos por la irresponsabilidad de sus padres ilegales al traerlos que, “yo lo que quiero es ayudar a construir esta nación…” No es posible que haya sido tan mal asesorada y con tan mal gusto.

¿Construir esta nación? La joven no sabe lo que dijo, los “mayores” detrás de la frase, que invierten un día tras otro elucubrando la forma de perforar leyes que son patrimonio norteamericano, como hace todo el mundo para proteger su sociedad (a pesar del cuento del americano, los indios y la propiedad de Norteamérica), no toman en cuenta ciertas expresiones que desdicen muchísimo de ellos; porque esta nación, desde el punto de vista de lo que los ilegales y sus mentores creen, es la que menos “construcción” necesita en todo el mundo posiblemente.

Al aferrarse a la remoción de leyes americanas que los legalicen a través de la “amnistía”; al buscar con apasionamiento equivocado la categoría americana, sencillamente son considerables en el rango de malos hijos de una América que sí necesita ser construida y saneada tanto política como económicamente.

Hay ciertas diferencias entre los cubanos desterrados y sus hijos nacidos en el exilio: mientras los antillanos buscamos el regreso a Cuba; luchamos contra la tiranía desde afuera con los medios que nos permiten, a la vez que le inculcamos a nuestros descendientes el amor por la patria que nos robaron y el respeto máximo por sus símbolos; a la vez que los educamos dentro de los cánones de respeto a nuestra identidad nacional, logramos que cualquier hijo de cubano responda orgullosamente cuando se le pregunte que “soy cubano”, es decir, del país que nunca ha visto; pero que conoce mejor que este por lo que sus ascendientes le cuentan, entonces también es capaz de decirle que “cuando Castro se caiga iré allá a construir, como mi padre, como quiso mi abuelo…”

Cuando esa joven dijo ante las cámaras de una cadena de televisión americana que “quería ayudar a construir este país”, se separaba en el orden de 360 grados de ese cubano que sí es legal, incluso natural americano; porque no demostraba el mínimo interés por su país de origen que, por regla general, para esta gente no cuenta, o cuenta poco.

Viéndolo bien, por ese interés en evadir la “construcción” y la defensa del Sur de muchísimos de sus habitantes que solo desean emigrar acá y dejar a la deriva la Madre Patria en las peores manos posibles o en peligro de caer en aquellas, hay que considerar equivocado el mensaje que pretendió Serrat con su disco de hace varios años hacia los que, una vez aquí y como peor legado, desnudan el más rancio y agresivo antiamericanismo posible, herencia de sus ancestros. Ese mensaje, contaminado con la fracasada ideología comunista, cayó en saco roto.

Los americanos saben que en el mantenimiento de la base de su edificio no pueden tener a quienes buscan debilitarlo a como dé lugar, para lo que el primer paso que dan es llorar ante una cámara de televisión con el fin de que les absuelvan del hecho delictivo consistente en entrar ilegalmente a una propiedad privada que odian, luego disfrutarla y, después, destruirla.

La remesa familiar, fuga de capital necesario para invertir en el país en que pernoctan, ni contribuye a la democracia, ni a la libertad, ni al desarrollo del país de origen, sino que es la ayuda a mantener en el poder al mal que lo azota; por lo tanto, bajo ninguna circunstancia puede considerarse tal gesto (dirigido a un reducido grupo en específico) ni como recuerdo de que ese Sur, de alguna forma, cuente; es decir, exista.

Miami, FL., USA
12/21/2010

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