miércoles, 1 de septiembre de 2010

CONSTRUIRAN 16 CAMPOS DE GOLF EN CUBA


CUBA, LA TIERRA DE LO DESCONOCIDO.
Lic. Amelia M. Doval

El cubano promedio (habitante de la isla sin perspectivas de vida) desconoce, por falta de información, una primera Cuba que vende o renta espacios habitables con la única condición que no sea nacido en esas tierras. Desconoce la ´´brillante idea´´, por parte del gobierno, de construir campos de golf aunque la población se amontona en espacios reducidos o barriadas extra-pobladas como la conocida Alamar (a la mar de problemas que uno se precipita cuando llega allí).

Desconocen que se puede adquirir en usufructo tierras por 99 años mientras ellos no son propietarios de las suyas ni pueden comerciar libremente. El cubano aparentemente desconoce, según una encuesta reciente realizada, que Estados Unidos no tiene fronteras con Australia y solo ha habido dos guerras mundiales por más que el añejo ex presidente se esfuerza en hablar de una tercera destrucción.

El pueblo de la isla no conoce la existe racional del ser humano que se puede permitir el lujo de planificar vacaciones, viajar al extranjero, reunir su dinero o simplemente escoger entre todos los canales de televisión cuáles son los que bolsillo y preferencia se pueden permitir. Estos mismos habitantes desconocen, en su gran mayoría, el privilegio de hospedarse en un hotel, viajar a Varadero o quedarse por un tiempo en la capital, pues todos son delitos condenados por las leyes que tampoco son del dominio público.

El 90 % de los que abren sus ojos cada mañana en la isla desconocen el sabor de un hamburguer, las múltiples variedades de queso, ni han sentido en su paladar la posibilidad de apreciar el jamón de diferentes maneras. Los cortes de la carne son desconocidos casi en su totalidad y las sazones se reducen en su máxima expresión.

Una cifra casi total de la población acepta el arroz, lo frijoles, la carne de puerco y los tostones como la única variedad universal del lujo alimenticio que se puede llevar a la mesa de agraciados comensales. Cuando esa misma población consigue, por medios inexplicables, salir al exterior abre la boca y lo ojos con la intensión de robarse el mundo en una mirada porque no pueden entender la cantidad de productos y comidas que aún le faltan por conocer.

Esa misma población desconoce que existe en el mundo el concepto de la libertad, del respeto, la posibilidad de ser inocente y opinar diferente a lo establecido por el gobierno. Es también una sorpresa para ellos la libertad que se siente cuando se asume la responsabilidad detrás de un timón. El respeto por la salud ajena, los animales, los ancianos y las mujeres que hay alrededor del universo, les sorprende grandemente. La voluntad de ayudar a los más necesitados es una sorpresa para quienes miran a su alrededor y temen llegar a los 60 años porque la vida se reduce a ser abuelos.

Para los cubanos que mal viven en la isla el conocimiento acapara un reducido espacio de la mente, el prisma visual es estrecho y los sueños son de corto alcance. Ese hombre o mujer nacido en Cuba no sabe de cruceros ni casinos de juegos, salidas a los centros comerciales ni alquiler de autos, mucho menos de hipotecas de casa. Los conocimientos más elementales se reducen a encontrar quien venda de bolsa negra los productos necesarios, conseguir un método para salir del país aunque sea de misión, resolver unos zapatos, el pan de cada día, encontrar alguien que le alquile unas películas o le preste la serie de noveles que se pasan en Miami grabadas por alguien y dejadas en un viaje.

Es solitaria la vida de los 11 millones de habitantes, solitaria su desgracia porque apenas reconocen su incapacidad para deshacerse de los lazos de opresión comienza la genuina batalla con el desconsuelo y la frustración. Cuba es un pueblo de desconocidos.

Miami, FL., USA
dovalamela@yahoo.com

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