lunes, 17 de mayo de 2010

RAMIRO VALDES Y RAUL CASTRO, DOS DE LOS REPRESORES MAYORES EN CUBA


REFLEXION SOBRE REPRESORES CUBANOS
Por Alberto Muller

Se me ocurre reflexionar unos minutos sobre la campaña ‘Cuba Represión ID’ iniciada por cuatro abogados de reconocido prestigio moral y profesional en el exilio cubano de Miami, como Willy Allen, Ricardo Martínez-Cid, Santiago Alpízar y Luis Fernández, conjuntamente con el canal 41, América TeVe, de profunda talla informativa y periodística.

Lo primero que tendría que decir en esta reflexión es que los represores mayores y de más responsabilidad en este largo proceso de más de medio siglo de totalitarismo cubano, ya están tan bien identificados, que no resulta necesario mencionar sus nombres. Todos son harto conocidos.

Sin embargo, Cuba vive una hora crucial en su historia, porque después de más de medio siglo de autoritarismo, prisiones, torturas y fusilamientos por parte del régimen castrista, sumado a un descalabro económico sin precedentes en el país, desencadenado todo por una mal concebida revolución, que por equivocación de fines y uso de medios inmorales, viene provocando un profundo proceso de desintegración social y familiar, que con la miseria que padecen muchos cubanos y la desesperanza de su juventud, muestra un marco caótico en el destino nacional cubano, mucho más grave que el que desencadenaron, tanto la esclavitud del siglo XVII, como el colonialismo opresor de los siglos XVIII y XIX.

Ante esta posibilidad de colapso existencial que padece la nación cubana, la responsabilidad de todo su cuerpo social es ir con espíritu de reconciliación y justicia, moderación y sensatez, a encontrar con urgencia una paz duradera y la libertad para todos sus ciudadanos.

Lo segundo entonces a considerar en la reflexión, sería si es oportuno el momento para divulgar a los represores menores de la represión, usados por el oficialismo en el terror estalinista implantado en Cuba.

No niego el derecho a la investigación de nadie, pero me parece inoportuno el momento publicitario, porque cuando un país se desintegra, como el cubano, lo prioritario es encontrar un terreno común de destino nacional.

Y ese momento de encontrar un terreno común y dejar la dictadura atrás, lamentablemente no ha llegado para Cuba todavía. No olvidemos que muchos cómplices de la represión de las primeras décadas, hoy se encuentran en el destierro disfrutando y defendiendo la libertad. Y es estupendo que hayan sido bienvenidos en el destierro.

¿Por qué no pensar que faltan otros por sumarse a la disidencia o al exilio?

Si revisamos los procesos de transición hacia la democracia y reconciliación nacional que más se podrían asemejar al caso cubano actual, una vez que termine la pesadilla de la dictadura castrista, tendríamos que acercarnos al de España y Sudáfrica.

España superó la crispación de una larga y sangrienta guerra civil, con el ‘borrón y cuenta nueva’, que implicó un perdón nacional para todas las partes involucradas, un acuerdo de no instrumentalizar el pasado con fines políticos y la integración de todos en una democracia genuina.

El amor entre los españoles y el convencimiento de una reconciliación nacional venció al odio partidista.

Y España es hoy un modelo de nación contemporánea.

Sudáfrica superó el genocidio de la discriminación y el despotismo racial del ‘apartheid’, con un llamado a la transición fundamentado en la democracia, el respeto a los ‘afrikaners’, una amplia amnistía y la Comisión de Verdad y Reconciliación, que con mucha equidad, justicia y moderación, señaló a los culpables mayores, que proporcionalmente fueron muy pocos.

Y Sudáfrica es hoy una de las naciones más respetables del mundo.

Si todo esta argumentación tiene alguna validez, tenemos que llegar a la conclusión de que hay que ser muy cuidadosos a la hora de señalar culpables y represores en el proceso cubano.

Entre otras cosas, porque el colapso cubano aún no ha terminado y el terreno común de la reconciliación nacional está por definir soberanamente. Y un complice menor o hasta mayor de ayer u hoy, mañana arrepentido podría ser un soldado de la libertad o un propulsor del terreno común para reiniciar el destino de todos los cubanos.

San Pablo fue el perseguidor más temible que tuvieron los cristianos, hasta que se convirtió en seguidor de Cristo, y terminó siendo el gran Apóstol de la cristiandad.

Y concluyo la reflexión con una tercera consideración, que comparto especialmente y con enorme respeto, con los colegas del Canal 41 de América TeVe, a los que me une la vieja amistad de Oscar Haza, Miguel Cossío y Vilma Petrach, entre otros:

No creo que corresponda a los medios informativos sumarse a ninguna campaña de divulgación, sea política, jurídica o religiosa, por muy bien intencionada o justa que sea.

Infórmese de las campañas, como noticia, porque eso sí nos corresponde, pero distanciémonos del protagonismo. De esta forma, hacemos un periodismo más transparente.

Por lo demás, los cubanos de todas las orillas y de todas las maneras de pensar, tienen que esforzarse por identificar la libertad, que es el terreno común idóneo para superar el reconcomio social y la miseria económica.

Entonces tendrán que abrazarse todos en un verdadero proceso de destino nacional. Una vez en este escenario, soberanamente la sociedad decidirá si el mejor camino es el del ‘Perdón Nacional’ de España o la Comisión de Verdad y Reconciliación de Sudáfrica u otro distinto.

Pero nada de esto se debe decidir con anticipación y premura…

Miami, FL., USA
05/17/2010

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