miércoles, 14 de abril de 2010

ESCANDALOS SEXUALES SACUDEN A LA IGLESIA CATOLICA


LA IGLESIA SE PRONUNCIA MAS NO DENUNCIA
Por: Amelia M. Doval

Creer en Dios es darle un sentido de responsabilidad a la vida, es tener el compromiso moral de actuar correctamente, reconocer que vivir es un regalo y los seres humanos todos, somos los invitados al agasajo. La perfección es solo exclusiva de Dios, nosotros, simples mortales que necesitamos aprender y servir de instrumento de aprendizaje para otros, estamos plenos de imperfecciones solamente atenuadas con nuestro afán de servir a la humanidad con la mayor humildad posible.

El personal eclesiástico escogió por propia voluntad unirse a los mandamientos y servir de ejemplo, son soldados de la ley divina, un ejército con la exclusiva misión de dirigir a los fieles, su única preocupación es actuar correctamente en bien del desarrollo espiritual, sus errores, son los de los hombres normales, su castigo no debe estar marcado por una presunción elitista, fueron seres humanos que se auto destinaron seguidores y promulgadores del ejemplo.

La iglesia hoy en día se pronuncia opuesta a los abusos cometidos contra inocentes criaturas y para rebajar las culpas autodefine a estas personas como responsables únicamente por su orientación sexual, como siempre, me permito recurrir a los conocimientos para poder reflejar mi verdad. El cristianismo es una rama del catolicismo que tiene su centro actual en el Vaticano, siendo el Papa, la cabeza del colegio de obispos, sus opiniones o las trasmitidas a través de otros representantes en su nombre, se supone sean la verdad de Dios propuesta por la iglesia para creencia de los fieles, considerándola una aseveración lapidaria que puede llegar a ser ley.

Entre los dones del Espíritu Santo, están la sabiduría, el entendimiento y el consejo, me asalta la duda cuál de estos se tuvo en cuenta para emitir una opinión clasista que pudiera repercutir grandemente en el fanatismo de algunos fieles, alguien habrá catalogado la envergadura de tal afirmación o se pensó que con una sola opinión se haría diana en varios puntos, en cualquier caso se está promulgando el odio hacía un determinado grupo social evadiendo de esta forma responsabilidades. Diez, son los mandamientos, el octavo habla de no levantar falsos testimonios ni mentir, trato de hacer un análisis simple con los datos al alcance de la mano porque las consecuencias asustan, cuando se ama a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo no hay escusas posibles para atacar a otros en beneficio propio.

Reducir el espectro de los responsables es dejar abierta la puerta para que otros continúen actuando bajo la ley de la impunidad, es castigable y censurable cualquier acto pederasta y mucho más si se encubren bajo el símbolo sagrado de la sotana, pero no estamos hablando solamente de abusos contra varones, también se han atrevido a seducir niñas, si la iglesia hiciera un recuento de sus actos con la conciencia de depurar sus filas las estadísticas fueran más precisas.

La iglesia es una institución necesaria por su labor extraordinaria en las comunidades, por el sacrificio desinteresado de la gran mayoría de sus integrantes pero estaría más cerca de lo humano si reconociera que no es infalible, sus miembros pueden cometer errores pequeños o monstruosos, ocultarlo es un mayor pecado, una falta de responsabilidad total y un crimen contra la religión y sus fieles.

Bienaventurados sean los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios, así refleja la séptima bienaventuranza, mas las declaraciones recientes no van en busca del arbitraje sino de escapar de las culpas, echar leña sobre el fuego de la ira, revertir las acusaciones sobre los miembros más atacados por la sociedad, los que buscan cambios que en cierta medida están contra los parámetros sociales pre-establecidos.

Cualquier abuso cometido contra inocentes es un delito de gran magnitud pero el pecado de los representantes de la religión se acrecienta porque su trabajo es promover la confianza, ayudar, ser el hombro para que otros puedan soportar la difícil tarea de vivir. Sabemos que en las organizaciones castrenses o de cualquier grupo de servidores, el código de ética no permite la traición entre sus miembros, en este caso seguir las normas es un delito mayor porque no solo se está promoviendo con el silencio la continuidad del crimen sino que se le hace el juego a los que están en contra, aquellas personas que cambian el significado por el significante al evaluar los siglos de encomiable aporte social de la religión por la actitud de un grupo de representantes que esconden su frustración, su enfermedad y su actitud criminal ocultándose donde nadie se atrevería a escarbar.

La máxima autoridad de la iglesia no debería temer a dar su versión de la verdad porque ellos han sido utilizados por almas inescrupulosas. Entre las virtudes cardinales están la justicia y la prudencia, roguemos porque la fe le aporte a sus más leales miembros toda la sabiduría que permita continuar su labor y expulsar a los que la dañan, sin con esto promover sentimientos contrarios a los que Dios nos enseña.

Miami, FL., USA
04-14-2010

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