domingo, 27 de febrero de 2011

MIGUEL CABRERA ES EL ULTIMO CASO DE LOS MERCADERES CUYO OBJETIVO ES CONVERTIR EN EPIDEMIA DE CHISME UNA SITUACION DELICADA


EL PERRO VOLIVIO A MORDER AL HOMBRE, EL CASO CABRERA
Por Andrés Pascual

Noticia, lo que se dice información de lo impactante, que movilice a muchos más que a los rutinarios tras los medios al alcance para conocerla, la definían los editores del “buen tiempo ido” como “si un hombre muerde a un perro, la hay…”

Hoy los tiempos son decadentes y la media, como cabeza del aparato responsable en la factura de estados de opinión en un público más vulnerable que nunca al amarillismo, muy pocas veces tiende a contribuir al saneamiento del ambiente.

Como sabuesos ejercitados solo para el descubrimiento de la noticia desfavorable, que hunda al atleta en el sótano de una deuda pública eterna en lo moral y lo decente, nunca rastrean las pistas positivas, de beneficio social de muchos nombres de “Héroes de la Feria del Músculo”, quienes, con organizaciones “non profit” y obras de caridad, han colaborado.

El “hobby” de la prensa americana en pleno fue hacer leña a José Canseco: alta velocidad, arma en la guantera, abuso con una esposa, esteroides…pero nunca consiguieron lo que querían descubrir en el auto o en los bolsillos del toletero: cocaína o mariguana y eso se lo han perdonado menos que todo lo que consta en su expediente. El reglano jamás dejó de decirle a todo el que quería oírlo que, el 98 % de sus problemas, se originaban en su condición de “cuban boy”. Nada de las organizaciones humanitarias a las que contribuía…

Como contrapartida, Tim Lincecum, que no golpeo a nadie, fue detenido la noche del 30 de octubre del 2009 por un patrullero en una carretera al noroeste del país por manejar a 74 m/h en zona de 60: una pipa y 3,3 gramos de mariguana, cantidad permitida como “de uso personal” en una ciudad en que ese vicio es más rutinario que comerse una tostada en el desayuno; el delito se catalogó como “menor” y recibió una multa por exceso de velocidad de 250 dólares. Major Leagues decidieron no aplicarle castigo, porque lo único objeto de test para el Beisbol Organizado son las sustancias de crecimiento y no los narcóticos. Pero la prensa no hizo un Circo Romano del caso. Y no hubo suspensión ni escándalo de parte de nadie.

Ha ocurrido con muchísimos peloteros que, cuando incurren en fallos del comportamiento, se convierten en alimento de aves de rapiña, aunque no sea precisamente carroña la carne disponible…otros, no.

El último acto es el del extraordinario bateador Miguel Cabrera, otro “latin boy”: según el editor deportivo del Diario las Américas, Broderik Zerpa, que tuvo acceso al papeleo oficial del caso, al muchacho lo detuvieron porque el carro echaba humo, tenía alcohol en niveles interesantes en la sangre (0.26) que, posiblemente, en Venezuela no sea una cantidad que espante; según el agente, Cabrera se bajó con una botella de bebida en la mano y trató de darse “un trago más”, subió las manos para no dejarse esposar y salió corriendo…Resistencia al arresto. ¿El próximo paso? contárselo al reportero, de cabo a rabo, para que lo destruya. A nadie le interesa qué problemas podría tener ese joven superestrella y millonario para actuar y responderle al oficial con ¿No me conoces? La segura conclusión del individuo afectado en su personalidad, originada en la inseguridad y la desconfianza en sí mismo, que le hacen incapaz de manejar la fama y el comportamiento.

¿Ha sido justa, decente, semejante actitud de la prensa? Depende de quien lo vea y como quiera analizarlo y claro que nadie ajeno es culpable, ni el Detroit, que antes sometieron a un programa de conducta al pelotero.

Para mí, es una soberana desconsideración con un hombre que, si bien es una figura pública y debe medir sus pasos sobre la cuerda floja de lo que representa, una vez que se conoce que a Lincecum solo le pusieron un ticket por infracción de tránsito, haya que soportar un espectáculo con la manipulación del detalle negativo para el chanchullo; o sea, para destruir a una persona. Y no pretendí defender a Miguel Cabrera, solo creo haber sido justo.

Ante un caso como este, “el perro volvió a morder al hombre”, no hay noticia…

Miami, FL., USA
02/27/2011

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