martes, 2 de noviembre de 2010

RENTERIA (MVP) ES FELICITADO LUEGO DE SU JONRON DE 3 CARRERAS


UNA SERIE PARECIDA 54 AÑOS DESPUES: G’s, 4; TEXAS, 1
Por Andrés Pascual

En 1954 los Gigantes de Nueva York llegaron a la Serie Mundial con pocos pesando que podrían superar al cuarteto de pitchers de los Indios de Cleveland Early Winn (23-11, 2.73), Bob Lemon (23-7, 2.72), Mike García (19-8, 2.64) y el meteoro Bob Feller (13-3, 3,09). Recibía para la tribu uno de los “maestros” de la posición, Jim Hegan .234, que hacía realidad aquello de “un gran pitcheo no puede conducirlo un enmascarado improvisado”.

Por la antesala Al Rosen, un “colora’o” que repartía palos de largo metraje a diestra y siniestra y empujaba carreras por centenas, era una amenaza permanente de indudable preocupación en el medio de la alineación. Strickland, un torpedero que no bateaba pero cubría terreno suficiente para respaldar su contrato. En segunda base Beto Ávila, el mejicano que ganó el liderazgo de bateo en la Americana ese año con .341 y que fue anulado por el pitcheo de los Gigantes; en cuanto a Ávila, nadie puede entender como ganó el campeonato de bateo, un robó contra Ted Williams que compareció al plato 386 veces oficiales y, aparte, recibió 136 bases por bolas y su promedio fue de .345; extrañamente, al jardinero del Boston le dieron otros liderazgos como promedio de bases recorridas con .665 y promedio de embasamiento superior a .500; sin dudas que fueron los tiempos, hoy no hubiera ocurrido por los cambios de anotación. En la inicial Vic Wertz, que compartió el año con Baltimore y con Cleveland, que bateó .257 y que fue objeto de la memorable atrapada por Willie Mays de espaldas al plato. Al Smith, con .281, en el izquierdo. Larry Doby .272, en el centro y Dave Philley en el derecho con .226. El manager fue el tampeño instalado en Cooperstown Alfonso López.

Por los Gigantes de Nueva York nadie daba un cabo de tabaco apagado: pasaje para 4 juegos y a preparar el invierno en Florida, en la bodega particular o en el Caribe: Wes Westrum en la receptoría con 187. Whitey Locman en primera .251. Dave Williams en segunda .222. Al Dark en el campo corto .293. Hank “Ametralladora” Thompson en tercera .263. Monty Irvin en el izquierdo .262. Willie Mays en el centro .345 y Don Mueller en el derecho con .342…Johnny Antonelli (21-7, 2.30), Rubén Gómez (17-9, 2.88), Sal Maglie (14-6, 3.26), Jim Hern (8-8, 4.15) y Don Liddle (9-4, 3.06). Otro inmortal al timón del club que fuera inquilino de Polo Grounds, Leo “Lipidia” Durocher.

¿Qué pasó en la Serie Mundial de 1954? Sencillamente que los Gigantes jugaron mejor que el Cleveland, a los que nada les salió bien comenzando por el bárbaro trancazo de Wertz por todo el centro que Mays degolló de espaldas al plato y su pitcheo no supo o no pudo responder como se suponía que debiera. Entonces los Gigantes se crecieron y se llevaron el trofeo a Nueva York luego de brindar cátedra de pimienta y velocidad en las bases. Willie Mays, que había sido el campeón de bateo de la Nacional, tampoco produjo como se esperaba y el héroe fue un jugador pálido de poco brillo, Dusty Rhodes, que impuso su momento a jonrón limpio.

Este año los Gigantes volvieron a ser considerados posibles víctimas del Texas; sin embargo, con un pitcheo fabuloso para estos tiempos y el bateo del veterano Edgar Rentería más el de Juan Uribe, se impusieron 4-1 precisamente el terreno enemigo.

El bateo de San Francisco fue oportuno y les ayudó mucho el cubo de agua fría que representó para Texas que de un segundo juego en línea 0-2, el relevo, a bases por bolas como señales de los tiempos, contribuyeran a poner el marcador en guarismos insalvables. La baja ofensiva de los perdedores entra perfectamente en el capítulo de “no pudieron ganar”.

San Francisco es campeón de una Serie Mundial buena, en la que disertó en el último juego el mejor pitcher de hoy en Grandes Ligas, Tim Lincecum…Cualquier otro comentario que opaque el evento no cabe, por decencia y por respeto al juego.

Miami, FL., USA
11/02/2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario