lunes, 12 de julio de 2010

FIDEL CASTRO ENTRA EN LA HABANA EL 1 DE ENERO DE 1959 Y COMIENZA LA DESGRACIA DEL PUEBLO CUBANO


INVITACION AL DIÁLOGO.
Lic. Amelia M. Doval.

Para el gobierno de los Castro sería difícil entender que es muy diferente dirigir un país que secuestrar una población incluyendo su entorno geográfico. Cuando en 1959Fidel Castro y su equipo de seguidores toman el poder ya se comenzaban a dar las primeras muestras de una patología que incluía una elevada valoración personal y una exacerbada inquietud por la destrucción de la sociedad.

Raúl Castro ha negociado un tiempo más de poder, ha tomado medidas preventivas. Hacer un recorrido por la realidad cubana le haría entender por qué el pueblo está necesitando cambios.

En Cuba la educación es pública mas se ha destapado un contrabando ´´educativo´´. El coeficiente intelectual de los educandos es medido por el poder adquisitivo de los padres. Cada nota favorable tiene un valor de 5 c.u.c (moneda convertible cubana). La carencia de conocimientos y preparación de los educandos, niños recién graduados de secundaria, reduce aún más el nivel educativo. Teniendo en cuenta que la finalidad del estado es crear generaciones no pensantes, se está creando un país de incompetentes.

La salud golpea en todos los sentidos. Hablar de la medicina cubana constituía un mito ganado con el sacrificio. En estos momentos los hospitales son refugios de bacterias. Las estructuras externas muestran la depauperación interna del personal. El enigma está por descubrir, la televisión cubana hace referencia a una brigada de médicos y terapeutas en una misión llamada ´´Moto Méndez´´, en Bolivia: visitar a un joven parapléjico fue la sorpresa más grande pues tanto el muchacho como los cubanos quedaron mudos al ver la silla de ruedas eléctrica que le entregaban. Está muy bien la ayuda humanitaria, lo incorrecto es que los discapacitados en Cuba no cuentan con suficiente ayuda, se tienen que fabricar su propio medio de transporte, adaptándoles pedales de bicicletas. La ayuda contributiva no les alcanza para vivir y su incorporación a la sociedad es deficiente.

Hacer referencia al sector alimenticio en Cuba es dejar en claro que es un pueblo no acostumbrado a la variedad de comidas. La tradición hace rutina. Los productos son escasos y costosos. La calidad de los vendidos por el estado en frontal confrontación con los vendidos por privados, son de poca calidad. La merienda escolar, a veces el sustento diario de muchos estudiantes, se limita a un vaso de yogurt de soya y un pan con mortadela. Para un paladar no cubano esto no representa algo desagradable, quienes conocen la calidad de los productos rechazan el contenido.

El verano es una época asociada con vacaciones, diversión. Las playas son un punto recreacional agradable, práctico y económico, si los inconvenientes de la transportación no fuera un serio problema. Es la isla de los no bañistas. Las opciones recreativas se reducen cada vez más para un pueblo marcado por la miseria y el desempleo.

Cuando el cubano decide correr el riesgo de abrir su propio negocio se enfrenta a trabas burocráticas, institucionales de toda índole. Hace unos años existía la Feria de la Avenida del Puerto. Utilizando los invariables métodos de dominio el estado ha variado la ubicación, les ha entregado un local alejado dónde antes había un almacén del puerto (sin contacto directo con los consumidores). La cuota de impuesto mensual continúa siendo la misma 150 c.u.c. Un robo sin derecho a respuesta, un atropello al ciudadano.

Sostener la mentalidad de escasez hace que las expectativas se reduzcan constituyendo un método eficaz para el control ciudadano. Con el mismo ritmo apoteósico que se desploma la población cubana ante los embates de las crisis y las bajas expectativas sociales, así también caen sus viejas estructuras, símbolo de un pasado de opulencia. Los edificios agonizan conjuntamente con los últimos respiros de una sociedad. La infraestructura es el reflejo de la realidad gobernante. La ´´revolución´´ tiene carcomida el alma.

Miami, FL., USA
dovalamela@yahoo.com
Columnista de Ciudadano-cuba

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