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jueves, 11 de febrero de 2010
UN INTERCAMBIO DE CORRESPONDENCIA INOVIDABLE.
Por: José L. Martel.
Este intercambio continuo entre el Congresista Lincoln Díaz Balart y un servidor una vez más. Le notifiqué con toda franqueza que la historia era inexhorable le conté algo que nunca sería un secreto. Había conocido en 1960 a su padre, al joven Rafael Díaz Balart, en Nueva York cuando el encabezaba la organización anticstrista, "La Rosa Blanca" y yo era otro joven que militaba en bando opuesto, "Movimiento Revolucionario 26 de Julio".
Y como resultó sorpresa un encuentro de ambos después de 38 años transcurridos. Hubimos de recordarlo los dos durante un almuerzo en el restaurante Versailles en 1998.
¿Qué pasó? Sencillamente un 28 de enero de 1960 la alcaldía de Nueva York autorizó a la Rosa Blanca depositar un corona de flores en el monumento a José Martí situado en el Parque Central. Por nuestra parte nos agrupamos un grupo de MR-26-7 y la consigna era arrebatar esa corona de flores y enviarla para Cuba para ser colocada en la estatua del Apostol en el Parque Central de la Habana.
Siendo las 12 del día chocamos ambos grupos ya dentro del parque. Fue una batalla campal de golpes y mas golpes. Rafael y yo coincidimos en ese enfrentamiento. El era alto y delgado; yo bajito y muy fuerte nunca diré como quedamos solo que el propósito se cumplio. José Orihuela (fallecido en Cuba) fué el encargado de llevarse la corona hasta un lugar indicado que lo esperaba una camioneta. Esta valiosa prenda llevada al aeropuerto (Idlewild) y llevada a Cuba por un avión de Cubana de Aviación. Este mismo día a las 8 de la noche la FEU colocaba esa ofrenda floral a los pies del Apostol en La Habana.
Despues de aquello nunca más ví a Rafael. Yo regresé a Cuba en 1963 donde cada cual hizo su vida, trabajo y familia. Y que emoción cuando nos volvimos a encontrar ambos bandos de aquel tiempo unidos en un solo proposito de liberar a Cuba de un vil traidor y dictador, su ex-cuñado.
Esta misma historia se la relaté a Lincoln y su respuesta se adjunta en este mensaje. Y como dijo él no fuimos enemigos ni su padre ni yo, solamente dignos adversarios en una época de efervecencia y sueños de juventud.
Miami, Florida, USA.
joselmartel@hotmail.com
UN INTERCAMBIO DE CORRESPONDENCIA INOVIDABLE.
Por: José L. Martel.
Este intercambio continuo entre el Congresista Lincoln Díaz Balart y un servidor una vez más. Le notifiqué con toda franqueza que la historia era inexhorable le conté algo que nunca sería un secreto. Había conocido en 1960 a su padre, al joven Rafael Díaz Balart, en Nueva York cuando el encabezaba la organización anticstrista, "La Rosa Blanca" y yo era otro joven que militaba en bando opuesto, "Movimiento Revolucionario 26 de Julio".
Y como resultó sorpresa un encuentro de ambos después de 38 años transcurridos. Hubimos de recordarlo los dos durante un almuerzo en el restaurante Versailles en 1998.
¿Qué pasó? Sencillamente un 28 de enero de 1960 la alcaldía de Nueva York autorizó a la Rosa Blanca depositar un corona de flores en el monumento a José Martí situado en el Parque Central. Por nuestra parte nos agrupamos un grupo de MR-26-7 y la consigna era arrebatar esa corona de flores y enviarla para Cuba para ser colocada en la estatua del Apostol en el Parque Central de la Habana.
Siendo las 12 del día chocamos ambos grupos ya dentro del parque. Fue una batalla campal de golpes y mas golpes. Rafael y yo coincidimos en ese enfrentamiento. El era alto y delgado; yo bajito y muy fuerte nunca diré como quedamos solo que el propósito se cumplio. José Orihuela (fallecido en Cuba) fué el encargado de llevarse la corona hasta un lugar indicado que lo esperaba una camioneta. Esta valiosa prenda llevada al aeropuerto (Idlewild) y llevada a Cuba por un avión de Cubana de Aviación. Este mismo día a las 8 de la noche la FEU colocaba esa ofrenda floral a los pies del Apostol en La Habana.
Despues de aquello nunca más ví a Rafael. Yo regresé a Cuba en 1963 donde cada cual hizo su vida, trabajo y familia. Y que emoción cuando nos volvimos a encontrar ambos bandos de aquel tiempo unidos en un solo proposito de liberar a Cuba de un vil traidor y dictador, su ex-cuñado.
Esta misma historia se la relaté a Lincoln y su respuesta se adjunta en este mensaje. Y como dijo él no fuimos enemigos ni su padre ni yo, solamente dignos adversarios en una época de efervecencia y sueños de juventud.
Miami, Florida, USA.
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