sábado, 15 de enero de 2011

EL PRECIO DE LA GASOLINA SUBE Y SUBE...


LA SOGA QUIEBRA POR LO MAS DELGADO
Por Jorge J. Gastón

La economía bajo la cual viven los pueblos no es la macro sino la micro. Esta frase con alcance lapidario la escuché en una oportunidad a un famoso comunicador en uno de los programas de televisión más populares del momento.

El tema en cuestión es que el sistema de libre empresa dentro del mundo capitalista desarrollado, desenvolviéndose bajo formas de presión caracterizada por los ejércitos de cabilderos o lobistas con el único e interesado fin de obtener ganancias para los poderosos intereses que representan, totalmente distantes de las realidades del diario vivir -y sufrir- de las grandes mayorías de seres humanos, simples e indefensos que, en rampante contradicción, son los que les proporcionamos extraordinarias ganancias cada vez que echamos gasolina en nuestros autos, pagamos nuestras rentas, seguros, medicinas, alimentos que a la vez nos permitirán, dentro de esa micro economía en que se desarrollan nuestras vidas, continuar con el ciclo ¿reciclaje? mediante el cual los ricos son cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres...

Por mucho que estas palabras nos golpean como impregnadas de ideologías extrañas a nuestro sistema de vida democrático, el cual considero el mejor de todos, no obstante, hay que aceptar que la realidad, la dura realidad, nos dice que algo anda mal en el sistema o que ciertos intereses poderosos enfrascados en una loca y desmedida carrera por la obtención de más y más ganancias están prostituyendo los sagrados principios de nuestra constitución, eterna vigilante de nuestros derechos civiles y humanos.

Lo que está pasando con la gasolina es el mejor de los ejemplos. Las ganancias de las compañías que extraen el crudo, refinan y distribuyen, son extraordinarias y lo explica el hecho de que cualesquiera que sean las causas que provocan el alza de los precios del oro negro, jamás lo aceptan como algo inevitable y que deben asimilar... no, el usuario representa la soga que quiebra siempre por lo más delgado y es quien termina pagando por los aumentos del precio del barril.

Y esto se aplica para los aumentos en las tarifas telefónicas, de energía eléctrica, en las rentas de viviendas, medicinas, alimentos, seguros y prácticamente en todo lo demás. Es evidente que el país se mueve con petróleo. Cada vez que sube el precio de la gasolina, sube todo lo demás...

El precio que pagamos en las gasolineras se distribuye entre las ganancias de la estación de gasolina y lo que tenemos que pagar por impuestos oficiales y si no me equivoco son cerca de 20 centavos en cada galón que compramos.

Aqui tienen señores políticos y autoridades competentes: ante una subida de precios en espiral como está pasando actualmente, ustedes pueden paliar nuestros sufrimientos, reduciendo en algo el impuesto oficial en cada galón.

La conclusión es que algo hay que hacer. Pero, alguien tiene que hacerlo por nosotros, pues nosotros, los del pueblo, los de a pie, estamos perdidos y abandonados a nuestra suerte en ese aspecto.
Señores políticos y autoridades, los elegimos precisamente para que defendieran nuestros intereses... ¡ustedes tienen la palabra!

jgastonsilva@yahoo.com

Miami, FL., USA
01/15/2011

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