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sábado, 20 de noviembre de 2010
FERMIN GUERRA, WASHINGTON
LA JUGADA SUCIA DE CHAVEZ A FERMIN GUERRA
Por Andrés Pascual
Pedro Chávez pertenece a una legión no amplia de ex peloteros amateurs cubanos que decidieron no saltar porque tenían buenos trabajos, como Mario González o Luis Olivares con la Compañía Cubana de Electricidad, unas veces; otras, como los casos de Antonio “Ñico” Jiménez y Raúl “Guaguita” López, porque, a pesar de presentarse a cuanta prueba les brindaron los clubes de la Liga Cubana y los Cubans Sugar Kings, aparentemente, los instructores de esos “tryouts” no les veían el extra necesario para brillar en el circuito rentado.
Se comenta que Pedro Chávez, ex jugador del Círculo de Artesanos y del Santiago de las Vegas en la Unión Atlética, de La Salud en la Liga de Quivicán o de los Industriales y Habana en Series Nacionales castristas, no aceptó una proposición del Almendares porque “su mamá tenía problemas mentales y él era el sostén”; o porque tenía una lesión crónica en una rodilla. Yo lo vi y creo que hubiera podido jugar profesionalmente; aunque no me arriesgo a pensar en las Grandes Ligas como parada final en el intento, eso hubiera tenido que demostrarlo; pero de que era bueno, lo era realmente.
En 1966 Manuel Alarcón, un pitcher mejor que Pedro Luis Lazo y que casi todos los de 1972 a la fecha, fue suspendido en la Regional Oriental por hacerle gestos obscenos al público en Camaguey. La suspensión alcanzó a la Serie Nacional y al equipo de Castro a Puerto Rico ese propio año.
Alarcón era el pitcher preferido del tirano y, cuando regresó, en 1967, los Orientales combinados con Camaguey se vieron en un juego de desempate contra Industriales que tuvo a Chávez como artífice para buscar el campeón de la Serie Nacional. El partido se recuerda porque el pitcher ganador, poco antes de que se iniciara el encuentro, vaticinó su victoria con “que cierren La Trocha (zona de festejos en Santiago de Cuba) y que salga el cocuyé (comparsa símbolo de los carnavales de la ciudad)”
Industriales era un equipo superior a los Orientales, más completo y de mucha más pimienta y picardía en el terreno y con mejores jugadores, comenzando por el propio Chávez, que le bateó 2 hits a Alarcón en el juego que concluiría 3-2 por los paisanos del dictador.
El equipo azul fue dirigido por Fermín Guerra y llegó a tener entre 9-11 juegos de diferencia en el primer lugar; sin embargo, se produjo una caída catastrófica que ni la de los Filis en 1964: ni los abridores duraban, ni los relevos aguantaban, ni los fildeadores retenían las pelotas en los guantes, ni aparecía el cohete que hacía falta para decidir un juego. De un día para otro, el Industriales se convirtió en un garete generalizado.
No mucho después, en 1969, se conoció que Pedro Chávez “trabajó” la animadversión contra Fermín con los jugadores claves del equipo a fin de crearle el problema al legendario ex catcher y ex director del Almendares que, además, le facilitaría a los Orientales la victoria en un juego de desempate, porque sabía que Castro quería esa victoria para pisotear a La Habana. El Isleño tuvo que cargar la culpa hasta por la derrota de Marrero contra Canónico 25 años antes y desapareció del circuito de las Series Nacionales
Después a Fermín lo mandaron de entrenador de jóvenes al terreno del Ciro Frías, en Arroyo Naranjo, bajo la supervisión del ex pitcher profesional Ernesto “Chico” Morillas, nada malo, como no fuera porque Morillas era del G-2 activo en el INDER.
Y Chávez continuó su ascenso de gratitud que le colocó hasta de director en equipos de Castro a eventos internacionales, de mayores y juveniles.
Se entiende que Pedro Chávez se oponga sin razonamientos públicos ni lógicos a la contratación de jugadores cubanos, como también se entiende que lo haga Germán Mesa por lo mismo: son resentidos contra una posibilidad de desarrollo personal que ellos, de forma diferente, rechazaron en sus momentos.
Miami, FL., USA
11/20/2010
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