jueves, 26 de agosto de 2010

UNA NUEVA SECTA SATANICA


SE DEFINIO LA IGLESIA CATOLICA EN CUBA: ATEA Y CASTROCOMUNISTA
Por Andrés Pascual

Los tiempos están que meten miedo…hace poco leí que el Papa cobraría por las misas en una visita a Inglaterra; si es un problema originado por la crisis económica, hasta los que van a la Plaza de San Pedro a escucharlo en sus homilías van a tener que asimilar “el pase de cepillo”. ¡Bandidos, con el dinero y el lujo que se gastan…! ¡Ninguno va ni al Purgatorio: al Infierno sin escalas; ni posibilidad de perdón!

En el cubil de Satanás se encuentra ya la llamada alta jerarquía de la Iglesia Católica Cubana; no porque Monseñor Jaime Cardenal Ortega y Alamino sea amanerado, no; eso es una marca registrada del alto centro de desprestigio y bochorno en que han convertido a la Casa de Dios que, hoy, nadie puede reconocerla como tal y, si se verificara, como le esta ocurriendo a Obama con sus candidatos, pero a la inversa; posiblemente el Señor no quiera que se le vea acompañado de ninguno de estos amorales siervos de la injuria y el ateismo; es decir, del moderno Lucifer travestido con el ropaje más radicalmente enemigo de Dios posible: el comunismo.

Más de 100 disidentes cubanos criticaron duramente la participación de la Iglesia Católica en la excarcelación y el destierro de, según su compromiso, 52 presos políticos que acepten a España como el traslado en cordillera a un frente abierto ajeno a Valle Grande (Valle Grande es una de las “granjas”-prisiones en que trabajan como esclavos los presos comunes que se lo ganan por nadie sabe que en planes de reeducación, o algunos “con palanca” cuyas sanciones sean muy bajas). Esa critica, a mi modo de ver, ha sido tardía; pero efectiva, porque definió a la Iglesia en el diferendo obligándola a colocarse en el lugar que todos los luchadores por la libertad de Cuba le habían reservado desde hace años: como gamonales oportunistas de la dictadura a través de la Fe en Dios y convertidos en un arma de control político de la población como otra dependencia del DSE y la DGI.

La respuesta de la Iglesia no pudo ser más reveladora; porque es exactamente igual que cualquier represalia mediática de la tiranía a través de los 51 años de terror dictatorial.

Primero, pretende dividir de raíz a los disidentes al considerar a los firmantes como una “línea dura” que les aparte y descalifique en cuanto al reclamo pacifista que les identifica. Tal “contribución a la excarcelación” crea las bases para que una parte de esos grupos (los críticos) sea indigna de merecer el apoyo del aparato castro-católico; luego están a la deriva y sin representación posible en esta “mesa de conversaciones de nuevo tipo” y a merced de una nueva ola represiva que les lleve a prisión con el apoyo velado de los lideres infieles con sotanas de curas, obispos y cardenales.

Segundo y muy peligroso, han tenido el descaro la desvergüenza y la desfachatez de decir que esos firmantes actuaron así por fanatismo basado en la idea única de derrocar a Castro y remacharon con una petición al Altísimo, falta de respeto solo concebible en cobardes homosexuales de “Dios nos libre si esta gente se hace del poder en Cuba”, como si la destrucción de Castro y del comunismo de raíz fuera contradictoria con la única posibilidad de supervivencia; a través de la recuperación de la soberanía individual y la democracia nacional.

Era hora de que estos disidentes se radicalizaran para poder considerarlos como luchadores de clase realmente opositora: nos alegramos muchísimo por ellos y por Cuba; sin embargo, como que la tiranía ha utilizado a la Iglesia en sus declaraciones para emitir su sentencia contra ellos y crear una división en el seno de ellos mismos, el peligro se multiplica porque pasaron a engrosar el prestigioso y sacrificado sector de luchadores por la libertad de Cuba que esos asesinos nombran “la mafia de Miami”.

La decisión que define a estos luchadores como realmente activos contra el castrocomunismo, que origino la revelación de la conciencia al lado del crimen de la Iglesia histórica por parte de la curia lamentablemente cubana de hoy, debe ser una advertencia a todo el pueblo de que la libertad de la Patria no tiene algo que ver ni con la Iglesia, ni con Ortega; sino todo lo contrario. Mejor solos y en peligro que con semejante compañía.

Miami, FL., USA
08/26/2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario