martes, 12 de enero de 2010

TOLERANCIA, UN PASO EN EL DESARROLLO


Las verdaderas sociedades se construyen sobre cimientos sólidos, sobre bases históricas, políticas y religiosas que permitan a sus hombres y mujeres establecer patrones de conducta y actividad social que rigen las normas de una vida en comunidad. Un país sin historia es una región infértil, pobre de espíritu y carente de todo principio humano básico para salir adelante en el difícil camino de la vida. Una sociedad sin fundamentos religiosos es un océano a disposición de la barbarie, pues a diferencia de lo que dicen las doctrinas marxistas, un pueblo que cree es un pueblo que construye.

En la medida que estos puntos de convergencia se difuminan para hacerse un estrato sólido y único se pueden desentender las nomenclaturas políticas y dejarlo todo en nombre de un extremismo cruel, por eso, establecer un punto medio es tan importante, pues ningún sentimiento exagerado es real sino que va en contra del desarrollo puro y genuino del ser humano, cada columna social debe ser soporte y contención de las restantes.

Los EUA, es un ejemplo de democracia, pluripartidismo y convivencias religiosas en el más estricto órden de respeto. Los que establecimos residencia en este pais a diario nos percatamos de la importancia y los riesgos de esta manera precisa de coexistir, muchos venimos de gobiernos más que de paises con sistemas que provocan la deblacle existencial cuando censuran sin motivo y a capricho cada comportamiento que deje entrever la posibilidad de un movimiento de su estructura en el poder, pero si esta manera es agresiva y tiende a destruir la individualidad del ser humano, caminar sin lineamientos también puede conducir a un exagerado crecimiento del poder en detrimento de mentes débiles que buscando compensación espiritual a su diario sufrimiento se apasionan por los grupos que destruyen su autodefensa como individuo y los transforman en seguidores a ultranza de conveniencias personales. Hemos visto surgir grupos religiosos que en su diario discurso arrastran la conciencia de almas pobres que depositan en manos ajenas todas sus esperanzas e incluso parte de su recompensa por entregar el cuerpo a un exceso de trabajo que abruma pues lo que va quedando para vivir se esfuma entre gastos del diario y las cantidades a donar. Injusto diría yo desde afuera, mas cada conciencia sabe lo que hace porque responsable somos de nuestros actos. Abiertas están las puertas para aceptar dónde queremos estar y a qué grupo nos sumamos, soy de las que piensan que si nos respetamos entre todos no existirá espacio para los sectarismos.

De vivir tantos años ansiando la libertad hoy no podría prescindir de ella y la respeto por sobre todas la cosas, además de tener plena fe en sus efectos pacificadores. Las libertades sin el usado término de libertinaje, son la mano caritativa que silencia la voz impositiva y ofrece espacio a la creación. En mi afanoso camino por mantener las costumbres sigo insistiendo que amar más allá de lo que se ve nos da la certeza de alcanzar lo que hoy solo podemos visualizar. Inculcar a nuestros hijos un sentimiento de responsabilidad moral les pone la piedra al final del camino como señal de moderación. Lo triste y que en oportunidades me desconcierta es que quienes convivieran bajo los signos de la intolerancia hoy se sumen a la critica despiadada de otras creencias sin mayor compensación que despojar su rabia con insultos, no por creernos más ilustrados dejamos de dar latigazos de oprobio a quienes consideramos inferiores. Todas las civilizaciones, todas las culturas, todas las religiones, todos los gobiernos, incluso todas las familias tenemos un extremista a bordo, no es convencerlos, no es bajarlos, es luchar con sabia palabra como arma y ejército para robarles adeptos. Respeto a quienes insultan con la mano sagaz pero no los acepto y creanme los leo porque a pesar de todo los valoro por su inteligencia y para no considerarlos sabios exponentes de las ideas escritas, prefiero leerlos y a través de conocerlos en su discurso agresivo me permito diferenciar al estudioso de la política y conocedor de la cultura del personaje que sin educación, ni cortesía arremete contra cualquiera que no esté al alcance de su gracia. Pretendemos construir en algún momento una patria nueva, ansiamos y además es nuestro deber con el uso y no el abuso de la palabra mostrar nuestros pensamientos que pudieran ser el de muchos tratando de esclarecer detalles borrosos del diario vivir, qué camino pretendemos trazar si seguimos valorando el todo por lo particular y no dejamos espacio a los que no necesariamente tienen que sentir y pensar exactamente igual a nosotros.



Amelia M.Doval

01-12-10

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