martes, 12 de enero de 2010


¨Cubanoamericanos presos en la cárcel Valle Grande¨

Por Dr. Darsi Ferrer, preso de conciencia.

La Habana, Cuba. 4 de diciembre de 2009.

Aún convaleciente de una intervención quirúrgica en la columna lumbar por hernias discales, el cubanoamericano Osmel Mustelier viajó a la Isla, el pasado mes de julio, con el propósito de someterse a tratamiento de rehabilitación y fisioterapia en el hospital para extranjeros ¨Cira García´, que le es menos costoso que en los EEUU, y de paso visitar a su familia. La estancia en Cuba se le complicó a los pocos días de su llegada, cuando cayó preso, acusado del delito de falsificación de moneda, por lo que puede ser sancionado de 4 a 10 años de privación de libertad.

El problema del Sr. Mustelier comenzó porque, como sólo tenía dólares americanos y estos no se admiten en la red de establecimientos de divisas, optó por comprarle a un joven por la calle un billete de 50 cuc y luego entró a una tienda para adquirir algunos productos. La empleada que lo atendió se dio cuenta de que el billete era falso, llamó a la policía y, en el acto, lo arrestaron.

Durante los 28 días que estuvo detenido en los calabozos de la 5ta unidad de la policía, Mustelier fue interrogado en varias ocasiones, le practicaron un registro en la casa de su familia donde estaba parando, y le ocuparon la computadora personal. En todo ese proceso de investigación no aparecieron otros billetes falsos ni indicios de que el acusado se dedicara a falsificar monedas. No obstante, los instructores del caso no sospecharon que el acusado fuera víctima de una estafa, sino que decidieron mandarlo para la cárcel Valle Grande, donde espera juicio desde hace 5 meses.

En prisión Osmel Mustelier comparte las condiciones deplorables del encierro junto a criminales y delincuentes comunes. A diferencia de los nacionales, que pagan en pesos cubanos, no le quedó otra alternativa que pagar el contrato para contar con los servicios de un abogado en un precio de 3 500 cuc (87 500 pesos cubanos).

Todo el tiempo que lleva preso ha pedido a las autoridades del penal que le brinden asistencia médica. Cuando ingresó en la prisión podía caminar sin dificultad y los dolores como secuela de la operación eran mínimos. A consecuencia de no tener tratamiento médico durante estos meses, en la actualidad apenas puede caminar, casi no logra bajarse de la cama por falta de coordinación de los movimientos y presenta una atrofia marcada de los músculos de los miembros inferiores. También le mortifican los dolores en la región lumbar todos los días. A estas alturas siente temor por la idea de quedar inválido.

En la misma compañía donde está recluido el Sr. Mustelier hay otros dos cubanoamericanos presos, acusados de falsificación de moneda. Uno de ellos, Reynaldo Bermúdez, llegó a la Isla en viaje de visita familiar el 30 de julio. Mientras le revisaban las maletas en el aeropuerto, le detectaron que traía 2 mil cuc falsos y, al instante, lo arrestaron y fue conducido para el Departamento Técnico de Investigaciones, conocido popularmente por 100 y Aldabó.

En 100 y Aldabó a Bermúdez lo sometieron a intensos interrogatorios que en ocasiones fueron de 4 ó 5 sesiones durante el día y 1 ó 2 en horas de la madrugada, llegaron a amenazarlo con la afirmación de que sería condenado a penas de 20 a 25 años de privación de libertad. Durante 38 días lo tuvieron encerrado en celdas tapiadas, de tres metros de largo por dos de ancho, compartida junto a otros tres detenidos. En el reducido espacio de las celdas está incluido el turco para realizar las necesidades fisiológicas y una pila de agua justo encima del hueco sanitario. El calor resulta insoportable en ese lugar, el agua sólo la ponen en tres ocasiones al día por escasos minutos, la comida es insuficiente y pésima en calidad. Y el contacto familiar se limita a 10 minutos por semana, siempre en presencia de un oficial que restringe los temas de conversación. Para disponer de los servicios de un abogado, Reynaldo Bermúdez tuvo que pagar un contrato de 2 500 cuc (62 500 pesos cubanos). Todo el tiempo ha mantenido su declaración de que el dinero lo compró a una señora en EEUU y que él no sabía que eran falsos.

El otro cubanoamericano, Jorge Vidal García, también persiste en su declaración de que compró a una persona en EEUU 500 cuc, previo a su viaje a Cuba. Él llegó al aeropuerto el pasado 8 de agosto y de camino para la casa de su familia, en la provincia de Villa Clara, utilizó uno de los billetes de cuc para comprar gasolina, después de esa operación fue interceptado por la policía y quedó detenido por el delito de falsificación de monedas.

A Vidal García lo encerraron por tres días en los calabozos de una estación policial de Villa Clara, y luego lo trasladaron para las celdas tapiadas de la sede nacional de la Seguridad del Estado (Villa Marista) en la Habana. Transcurridos 15 días de encierro bajo investigación, lo llevaron para 100 y Aldabó donde permaneció por otros 22 días en celdas tapiadas. Finalmente lo mandaron para la cárcel Valle Grande, donde espera juicio y enfrenta una sanción de 4 a 10 años de privación de libertad. En su caso no ha podido contar con la asistencia de un abogado, por no disponer de la cantidad de cuc que exige la tarifa de ese servicio.

Como ilustra la situación que atraviesan Osmel Mustelier, Reynaldo Bermúdez y Jorge Vidal, los cubanoamericanos que viajan a la Isla para visitar a sus familiares, corren el riesgo de terminar en las cárceles del país, recluidos en condiciones infrahumanas y sometidos a procesos penales sin las debidas garantías jurídicas.

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