viernes, 22 de abril de 2011

¿QUIEN MATA, REPRIME, DESTRUYE, ESCLAVIZA Y PISOTEA A LA EX REPUBLICA DE CUBA?


LOS FANTASMAS CULPABLES DEL BURO POLITICO
Por Andrés Pascual

Las izquierdas, ciertas derechas y los ambidextros (batean a las dos manos), que tienen como extraña enajenación ante el asunto cubano ver “logros o gestos positivos de saneamiento económico” de parte de quien no es posible que ocurra, como Raúl Castro, están al borde del frenesí esperanzador ante “los cambios y las reformas de la economía y del partido” en la Isla.

Bueno, primero que todo, allí no se están produciendo ni cambios ni reformas de algo, sencillamente, le ajustan las tuercas a la maquinaria de explotación y crimen por el tiempo que les quede a “los antiguos” y preparándole el terreno de continuidad en el poder a “los benjamines”, entre los que hay familiares.

Resulta que el único cambio posible que inicie la durísima tarea de colocar en el rumbo correcto al país, la renuncia en bloque de los responsables de 52 años de semejante destrucción, no está concebida en ninguna moción de estudio de las comisiones del Congreso del Partido Comunista de Fidel y de Raúl. La otra solución, la mejor, ayudar al pueblo dentro y fuera de Cuba a deponerlo violentamente, de esa, ni hablar, que Luis Posada Carriles y Arosena son la vitrina para que se refleje quien pretenda hacer lo que ellos, o en casos como Santiago y Osvaldo…

Si algo ha tenido de desfachatado, desvergonzado y amoral Fidel Castro ha sido que, después de decidir en Cuba hasta las cantidades de oxígeno que se respira, de determinar la vida o la muerte de cualquier ciudadano con el control más absoluto y aberrante de la población; porque algunos acontecimientos, casi siempre extranjeros, se lo exigen, presenta una cara preocupada de la tiranía, porque el funcionamiento de la maquinaria represiva no ha sido suficiente para callar a algunos inconformes con la realidad.

Durante finales de los 70’s y mediados de los 80’s, cuando no estaban enfermos ni él ni el bloque del Este, Fidel llamó a las reformas de la época “rectificación de errores” y puso a Raúl a dar la cara, porque ese momento, como el de hoy, solo significaba meterle miedo a la población y prometerle arreglos que mejoraran su misérrimo nivel de vida, una vez que los indolentes, blandengues y pro-imperialistas (¡militantes, eh!) enmendaran sus conductas de obstrucción a la gran obra de la edificación del Socialismo por el Hombre Nuevo.

La forma acusatoria impersonal, donde todos eran culpables y ninguno responsable por el fenómeno, ha sido la consigna que complacía a la mayoría de un pueblo que es la antitesis de Martí, porque jamás fue a las raíces del asunto, ni ayer ni hoy, por motivos que se conocen y no vale la pena repetir.

La posición actual de Raúl Castro es la misma de siempre: el chivo expiatorio utilizado para encabezar rectificaciones, que eran amenazas ayer, desde la sombra del segundo en todo; a lo mismo hoy, como interino en funciones, con algo más de poder que hace 30-35 años.

¿A quién está culpando Raúl Castro por los errores y las trabas que, según sus propias palabras, le han puesto a “sus orientaciones de cambios”? A nadie, a todos…sigue la política conveniente de no personalizar, porque la impresión de “esto no lo sabe Fidel” o “deja que se entere Fidel” es la mejor carta con respecto a mantenerse “en el gusto popular” como lo ha estado siempre el tirano moribundo, con la población jugando al “creo en ti por encima de todo, pero dime algo, aunque sea mierda”.

Entre acusaciones al éter de esto, o de lo otro, por malformaciones genéticas de una familia cuyo designio es hacer el mal, todo el que se pueda, a como dé lugar, transcurre la vida de estos asesinos que nunca tendrán ni la voluntad ni el valor para asumir la responsabilidad por todo lo que ocurre en Cuba desde 1959 y que va desde el fusilamiento, el encarcelamiento o el que nadie, de ninguna edad, se pueda tomar un vaso de leche en el desayuno ni comer un poco de picadillo de hueso de res.

Sin embargo, fuera de Cuba, algunas de las llamadas personalidades del exilio, porque quisieran que sus nombres se reflejaran limpios dentro de la población cubana, por la condición oportunista que desemboca en lucir bien, preocupado, humano, tanto dentro del pueblo como dentro de “sus contactos” de alto nivel en el Partido, a los que hacen referencia cada vez que pueden, con vistas a una candidatura al seguro por la presidencia del país, cometen yerros tan continuados que no solo hacen daño; sino que confunden, como Carlos Alberto Montaner que, tan a menudo que cansa, llama realista a Raúl y destaca su “lado humano” por la preocupación del asesino de que no puede entender por qué un niño de allá no puede tomar leche después de los 7 años.

Montaner, con este tipo de defensa del movimiento “reformista del hermano”, se pone en línea con la porción del pueblo que piensa así, sin deslindar la cuota de lo criminal, de lo destructor de la sociedad civil y de la economía cubana, de la parte que, tal y como lo dice, sería la buena, mejor salvable, para una Cuba futura que, por el aporte de algunos como el propio escritor, viéndolo bien, se demora nadie sabe cuánto.

En realidad, el discurso y las propuestas para “reformar” al país no son más que lo primero, decir algo para cumplir con otra exigencia no dada a conocer ¿Quién puede dudarlo? en cuanto a recibir la ayuda que los mantendrá en el poder por siempre jamás y que, a pesar de todo, pudiera iniciarse con el descongelamiento de las relaciones con Estados Unidos; a fin de cuentas, para cuando entre esta gente allá, aunque sea, deben ver que se barrió el piso y se fregaron los platos; o, por lo menos, que hicieron el esfuerzo.

Miami, FL., USA
04/22/2011

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