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sábado, 25 de diciembre de 2010
GERARDO REGALADO ASESINO A SU ESPOSA LIAZAN MOLINA EN EL RESTAURANTE YOYIYO DE HIALEAH
EL CRIMINAL ESTA EN CASA
Lic. Amelia M. Doval
Los gobiernos con sus instituciones tienen el deber moral y social de proteger a la población que contribuye con taxes, donaciones y demás a incrementar las arcas. En los últimos tiempos se ha dilapidado en gastos innecesarios aparentemente. Cuando nos preguntamos qué es más importante una cámara en un semáforo o la vida de quienes padecen del mal incurable, hasta el momento, llamado desconocimiento y por el cual son víctimas de violencia doméstica, podemos responder sin temor que se necesita trabajar urgentemente en este aspecto.
El erario o tesoro público, nunca ha debido ser un dinero en función de quienes se adueñan del poder porque estos suelen delinquir manipulando los recursos bajo la protección de una inoperante ley incapaz de sancionarlos. Mientras unos están despilfarrando, otros son víctimas conocidas o no de la agresión de mentes insanas. La televisión ha promovido campañas contra el cigarro, contra la droga, contra el sexo sin protección pero, ha olvidado que todos estos daños ocurren, en la mayoría de los casos, por propia voluntad de los involucrados, sin embargo, la violencia doméstica tiene como víctimas a personas que no escogen su destino y agresores que engañan para ejercer su fechoría.
Pocos serán los recursos que se utilicen en este empeño porque las consecuencias pueden ser fatales, incluso para aquellos que no forman parte del núcleo familiar. Los daños en los hijos trascienden más allá de la edad y el entorno. Este comportamiento se acrecienta en etapas de crisis y aunque está descrito, clínica y jurídicamente, existe una falsa concepción de la idea. Las mujeres, en la mayoría de los casos, no ejercen su derecho de denunciar porque la manipulación les crea la idea de culpabilidad. Temen ser rechazadas por una sociedad machista e involuntariamente prevalece el sentimiento de protección del secreto familiar.
Describir los tres periodos de un proceso explosivo del victimario podría favorecer el reconocimiento situacional desenmascarando públicamente las actitudes de estos seres abusadores, golpeadores y asesinos que no controlan sus ansias de atropellar a la víctima escogida. Un período de acumulación de tensiones donde el victimario se violenta por simples motivos como una comida que no le gusta, unos niños jugando o un pequeño reguero, viene seguido por el clímax de explosión donde la agresión comienza siendo verbal y luego se acrecienta. El siguiente periodo es el conocido por, luna de miel, donde promesas y regalos intentan esconder los daños detrás de un aparente arrepentimiento. Muchas son las variantes de estos casos, desde golpes hasta controlar el dinero.
Existen refugios seguros, celulares, médicos, sicólogos y policías con suficiente humanidad para proteger. Las leyes quizás no son lo suficientemente fieles a los resultados reportados porque la severidad para tratarlos deja una brecha a su venganza pero, bajo sus incisos de alguna manera hay protección. Dejemos a un lado las palabras y discursos que justifican actos vulgares, estamos ante un problema de magnitud mayor, un exceso de violadores del respeto a la vida están adueñándose del destino y procurando una situación social que ataca en un 98% porciento a las mujeres, pero afecta a todos.
Miami, FL., USA
12/25/2010
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