martes, 11 de mayo de 2010

LO QUE DUEDA DE LA HABANA


YO TENGO MIEDO DE VER A MI HABANA, ASI.
Por José (Pepe) Maertel.

¿Quién no tiene miedo? Yo sí tengo no miedo, pánico y rabia a la vez de ver eso. A quién no le da dolor saber a su Cuba destruida por hombres malos que en maldad superaron a Hitler y Mussolini en genocidas y criminales siempre despreciando a los buenos. En Cuba hay muchos hombres buenos que tienen que estar sufriendo y muriendo en vida viendo estas atrocidades, más nosotros que estamos fuera. Ella es Cuba..., la patria, el terruño donde nacimos y crecimos. Donde fuimos familia, amigos, compañeros de estudios y de trabajo y ahora afuera. Recordar la gente del barrio y del Prado, el Malecón y jugando bolas en las calles. Jugando al taco con palo de escoba y un corcho de sidra, comiendo bollitos de carita y frituras de bacalao de los chinos.

El tren de lavado de Chang-Chi, el Teatro Shanghai de Zanja, los teatros América y Radiocine; la Esquina del Pecado: Galiano y San Rafael. El Pullman de Consulado, la Cafeteria OK de Belascoain con su Siglo XX Restaurante. La Casa de los Tres Kilos, la Iglesia de Reina, el Edificio de los Masones, la Plaza del Vapor y la ía Cubana de Teléfonos, la Plaza de Aldama, el Cuchillo de San Nicolás, y el Pacífico para comer Arroz Frito. Los bailes sabatinos en El Candado, La Estrella, San Carlos, Los Curros Enriquez, Liceos de Guanabacoa, Regla y Santiago de las Vegas. Los bailables de las tardes en Los Jardines de la Tropical, Polar, Hatuey y las Tutelares de Guanabacoa y los Carnavales de Regal. Las comparsas de Las Boyeras, Los Dandies de Belén, Los Guaracheros de Regla, La Sulltana del Barrio de Colón, Los Marqueses y Los Diablitos, qué tiempos aquellos y ahora mi Habana destruida, triste y casi muerte.

Las escuelas públicas y privadas, los hospitales, clínicas y casa de socorros con aquella asistencia en las calles de cualquiera persona que socorría a cualquiera. Después de hacer la tarea del colegio nos permitían jugar con los amigos y oír la música de moda. Compartir en la mesa con la familia durante la comida, acostarnos temprano y siempre esperando el próximo amanecer con esperanza. Desde hace 50 años todo se nubló, turbó y despareció con la desesperanza, mentira, intriga y calvario total.

Ropa barata y cara, pero al alcance del bolsillo se compraba en Los Almacenes Ultra, el Ten Cent de Galiano, La Época, Fin de Siglo y El Encanto. Los Reyes Magos y sus últimos juguetes, el vendedor de a pié que te vendía ropa, utensilios, cuadros y adornos a domicilio y te fiaba (crédito) con pagos mínimos cada mes. El que no tenía un automóvil, tenía una bicicleta o un par de patines marca "Westchester", "Junion 5" o "Chicago", recuerdo que los míos eran "Chicago Special" de carreras pues competía todos los años en Cuba Ocho (calle Cuba frente al Parque de Los Cocos) frente a la explanada del Malecón. ¡Qué tiempos aquellos! Que espero vengan mejores que los de antes y nunca como los de ahora.

Miami, Florida, USA
joselmartel@yahoo.com

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