jueves, 1 de abril de 2010

A REIR CON ... PEPE MIAMI


EL CUBANO QUE SE MUDÓ PARA PENNSYLVANIA
Por: José L. Martel

Este cubano vivió en Miami escribe sus vivencias y memorias cuando se muda para el estado de Pennsylvania y jura no volver a la Miami floridana más nunca. Y para llevar esas reseñas comienza a escribir un su diario personal de forma cronológica y lo empieza de esta forma:

12 de agosto:
Hoy me mudé a mi nueva casa campestre en Pennsylvania. ¡Qué paz! Todo es tan bonito aquí. Las montañas son majestuosas, la cabaña es amplia, cómoda y confortable. Casi no puedo esperar de verla cubiertas de nieve. Qué bueno haber dejado atrás el calor, humedad, sol, bullicio, ruido, tráfico infernal , los escándalos y ese sofocante cubaneo intolerable que tanto desluce a esa gran ciudad del Sol que es Miami ¡La bella! Aquí si viviré en una verdadera civilización.


16 de octubre:
Pennsylvania es el lugar más bonito que he visto en mi vida. Las hojas han pasado por todos los tonos de colores entre amarillo y rojo. Salí a pasear por los bosques y por primera vez vi un ciervo... ¡Qué animal tan ágil y tan estilizado! Es sin lugar a dudas, uno de los animales más vistosos que he visto en mi vida. Con ese porte real, luce sus cuernos como corona pulida mostrando su frente siempre erguida, dejando saber que es el indiscutible “rey del bosque”. Esto tiene que ser el paraíso siempre soñado y poder disfrutar y vivir directamente con la Naturaleza.


11 de noviembre:
Pronto comenzará la temporada de caza de ciervo. No puedo imaginarme que alguien le quiera hacer daño a esas criaturas de Dios. Ya llega el invierno y nevará pronto ¡Esto es gloria y lo demás bobería!

5 de diciembre:
Anoche nevó. ¡Qué alegría! Me desperté y me encontré que todo estaba cubierto de una capa blanca. Parecía una postal, una película. Salí a quitar la nieve de los escalones y a palear la entrada. Me restregué en la nieve y después tuve una pelea de bolas de nieve con los vecinos (yo gané). La niveladora de nieve pasó después y volví a dar pala. ¡Qué lugar tan bonito! ¡Pennsylvania si que es vida!

12 de diciembre:
Otra nevada cayó anoche. ¡Qué encanto! La niveladora me volvió a ensuciar la entrada, pero que vamos a hacer. De cualquier forma este lugar es maravilloso, es mi vida.

19 de diciembre:
Anoche nevó de nuevo. No pude limpiar la entrada ya casi al acabar, pasó la niveladora y me lo llenó todo de nieve sucia. Hoy ni pude ir a trabajar a causa de la nieve. Estoy un poco cansado de apalear. ¡Cabrona niveladora! ¡Qué vida de perro!

22 de diciembre
Recorcholes volvió a caer nieve, mejor dicho mierda blanca. Tengo las manos llenas de callos por culpa de la pala. Creo que el chofer de la niveladora me vigila desde la esquina y espera a que acabe de palear para joder con la niveladora y llenarme toda la acera de nieve sucia ¡la madre que lo parió!

25 de diciembre:
¡Felices Navidades Blancas! dicen por la radio. Pero para mí están “cagadas” de esa “mierda blanca ¡Coño!-¡Carajo! Si cojo al hijo de esa gran señora que maneja esa desgraciada niveladora, te juro que lo mato a palos. No entiendo porque no usan mas sales en las calles para que se derrita más rápido este hielo de de la mierda, coñete.

27 de diciembre:
Anoche todavía cayó más mierda blancuzca de esa. Ya llevo encerrado tres días y sólo salgo nada mas que cuando tengo que palear la nieve de la entrada y me paso las horas vigilando para asegurarme que la niveladora pase antes de que yo palee. No puedo ir a buscar un trabajo a ningún sitio. El carro está enterrado bajo una montaña de nieve negra. El noticiero dice que esta noche va a caer 10 a 13 pulgadas más de nieve. ¡Yo no lo puedo creer! Estoy al volverme loco.

28 de diciembre:
El estúpido y comemierda del noticiero se equivocó otra vez. Como sigamos metido en esta constancia de nieve no creo se derrita ni para el próximo verano. Ahora resulta que la niveladora se rompió cerca de aquí y el imbécil del chofer vino a pedirme la pala prestada. , ¡Qué cara tan dura tiene el muy desgraciado! Le dije que me habían roto unas seis palas limpiando todas esas plastas de mierdas helada dejaba a diario por él que ni las aceras limpia. No pude mas y le rompí la séptima pala en su cabezón. ¡Se lo mereció por ser cabrón!

4 de enero:
Al fin hoy pude salir de la casa, así que fui a buscar comida. Por el camino, un “puñetero” ciervo se me atravesó delante del automóvil y lo estrellé contra un árbol. Casi me mato. ¡Carajo!. El arreglo del auto me va a salir como en $ 3 mil dólares. Debiera salir una noche y envenenar a esos animales de “mierda”. ¿Qué objetivo tendrán en este planeta sino el de “joderlo” a uno? Ojalá los cazadores hubiesen acabado con todos ellos el año pasado, o por lo menos, que la temporada de caza durase el año entero.

15 de marzo
Me resbalé en el “cabrón” hielo y me partí una pierna. Anoche soñé que sembraba una palma real. Y que el sol de las playas de Miami sombreaba mi piel.


3 de mayo:
Cuando me quitaron el yeso, llevé el automóvil al mecánico. Me dijo que está completamente oxidado por debajo a causa de la desgraciada sal que echan en las calles. ¿A quién se le ocurre? ¿Es que no habrá otra forma de derretir la “puñetera”
nieve?

18 de mayo:
La verdad es que a cualquiera que se le ocurra vivir en ese Pennsylvania de “mierda”, tan solitario y tan frío, tiene que estar más loco que el “carajo”. ¡Eso es la muerte! Por cierto. Me mudé otra vez para Miami. Y ahora disfruto del calor, humedad, ruido, tráfico, escándalos, bullicios y sobre del ese sano y espontáneo cubaneo de siempre. ¡Qué delicia! Esto si que es vida, te advierto que sólamente el que me diga que me regrese a Pennsylvania creo que lo mato. Moraleja: Miami no es fácil pero ¡Como gusta!

MIAMI, FLORIDA, U.S.A.
PepeMiamiSeRie@gmail.com

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