Yo soy un fiel amante de la paz. Nunca me han gustado las guerras aunque, hay algunas que son necesarias, siempre y cuando las provoquen mis enemigos. Pienso que nuestros soldados deberían regresar a casa lo antes posible, y dejar que cada país resuelva sus propios problemas.
Los rusos estuvieron casi diez años peleando en Afganistán hasta que se dieron cuenta que no valía la pena, debido al alto costo de esta guerra y a la gran cantidad de vidas perdidas en el campo de batalla. El premio Nobel de la Paz, Barack Obama, aprobó recientemente el envío de 30 mil soldados más para que fueran trasladados a este país oriental y, aunque trató de justificar su aprobación cuando recibió tan importante galardón, no logró convencer a miles de norteamericanos.
Los familiares de los héroes caídos en combate son los primeros en oponerse a esta guerra absurda. Jóvenes de veinte y pico de años han arriesgado sus vidas por una causa que no está muy definida. Muchos civiles, principalmente mujeres y niños, también han sido víctimas de esta lucha que no tiene para cuando acabar. Según expertos, esta guerra puede durar diez años, sin ningún tipo de garantías que el terrorismo será abolido.
Los terroristas son como un panal de abejas, que mientras más las cuqueas, más se irritan y más peligrosas se ponen. En el mundo existe un sentimiento antiamericano muy grande, y en eso tiene mucho que ver el rol de “Guardianes del Universo” que hemos tenido a través de los años. Eso no quiere decir que no nos vamos a proteger ni a defender, pero no vamos a ser nosotros los que provoquemos tanto derramamiento de sangre.
Utilicemos esos billones de dólares en ayudar a las familias estadounidenses a conservar sus viviendas, a crear más empleos respaldando a las pequeñas empresas, a brindarles coberturas médicas a los más necesitados (niños, ancianos, enfermos, etc.). La violencia engendra más violencia, y hace que cada día haya personas que nos odien con más razón. Recapacitemos en todo esto para que no se sigan perdiendo vidas inocentes.
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