miércoles, 4 de mayo de 2011

ESCRIBEN A VECES SIN CONOCER DE LA MISA NI LA MITAD


JACINTO ANTON, EN MISA Y EN PROCESION
Por Andrés Pascual

El periodista escribe para El País, ha publicado libros interesantes y amenos de temas tan diversos como la arqueología, hasta costumbres de los caimanes.

Tutankamón está presente en la obra de este Indiana Jones del periodismo español; pero, entre col y col, mete una lechuga. Para no dejar escapar la posibilidad de envenenar subliminalmente casi, un artículo sobre cómo, dónde y por qué se ha sepultado a personalidades más o menos de la historia, algunos con peso justiciero; otras, con fachada de lo mismo sobre un asqueroso pellejo criminal y terrorista, en representación del peor totalitarismo de la contemporaneidad: el comunismo ateo-esclavista.

Jacinto Antón es recomendable como autor; pero, como las advertencias del cine, para Audiencia Madura, quiere decir, con suficiente suspicacia para, como le dijo Alonso a Sancho, ser capaz de leer las “líneas y no las entrelíneas”, y evitar confusiones, digo.

En el artículo de marras sobre muertes y entierros de amigos, enemigos, traidores, buenos y no tanto, consecuencia del ajusticiamiento en Pakistán de Bin Laden, el autor suelta la que no se podía guardar: “el Che Guevara, que fue torturado y asesinado…” después recrea lo de las manos, la exhumación, el viaje a Cuba del despojo y la duda de si “fuera él o no”.

Alrededor del Gaucho Asesino que, según sus propias palabras, simplezas como utilizar jabón, pasta de dientes o ropa interior era de “burgueses”, por lo que este puerco no las empleaba, siempre debe existir la reflexión: los únicos que están autorizados a hablar sobre este criminal son los cubanos, porque fuimos los que sufrimos sus asesinatos hasta de jóvenes menores de edad y el inicio de la destrucción del país, cuando el tirano le dejó meter sus patas en el Banco Nacional y en el Ministerio de Industrias.

También sabemos que Castro lo sacó de Cuba a que lo mataran y el abandono en Bolivia fue la mejor acción por el comunismo de la segunda parte de los 60’s, porque lograron un mártir que hoy les sirve hasta como elemento comercial estilo Warhol.

Claro que el argentino desconfió de sus “cúmbilas”, si hasta llegó a pensar que, en medio del intercambio de espías Este-Oeste, “valía más vivo”; o. ¿Acaso cree alguien en lo que dijo en su mamotreto sobre la guerrilla de que un guerrillero no debe entregarse vivo? Para que se supiera que eso no iba con él, necesitó que dos armas se inhabilitaran, ¡Dos!, pero, ¿Por qué no se corto las venas? ¿Por qué no se “trabajó” el suicido con jirones de su ropa? El que quiera, que piense lo que crea, pero que nadie ajeno a Cuba, maltratado, reprimido, esclavizado y asesinado por ese hijo de puta, meta la cuchareta, que ese es un asunto tan privado como cualquier otro del pueblo cubano y espero que un día se puedan decir las verdades desde La Habana para el mundo, después de “ajusticiar a todos los implicados en la fabricación de este monstruo y luego de haberle echado a los cocodrilos de la Ciénaga de Zapata su esqueleto, sus manos y al que levante la voz para defenderlo.

Estas son las cosas que no saben porque no quieren gente como Jacinto Antón, pero que ni sueñen con confundir cuando se refieran al fusilamiento del hijo de puta argentino “como torturado y asesinado”, aunque, hubiera sido un placer haber presenciado la tortura que no se produjo.

Miami, FL., USA
05/04/2011

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