lunes, 29 de noviembre de 2010

TANI CONECTA JONRON EN EL ALL STARS DE 1967


NO SE LOGRA LA LIBERTAD DE CUBA ALIMENTANDO ESA GUERRA FRATRICIDA
Por Andrés Pascual

Alguna vez, en la historia del béisbol amateur cubano, el equipo nacional tuvo en tercera base al oriental Luis Suárez y al intermedista Napoleón Reyes, también de allá, a la vez. Después Suárez estuvo en los Leones del Habana y Napoleón en el Almendares…

El fanático capitalino lo mismo aplaudía a los azules cuando ganaba Orlando Peña que al Cienfuegos si era el pinareño Pedro Ramos el vencedor.

Cuando Castro decidió liquidar la pelota profesional e implantar “la mejor pelota del mundo”, que “triunfaba por su carácter de libre sobre el esclavizado béisbol rentado”, además de las muchísimas otras que se implementaban a tal efecto, utilizó el pasatiempo como arma de división para sembrar e incrementar el odio y establecer la guerra fratricida entre Oriente y La Habana, merced al formato impuesto a las series nacionales y a la evidente y no escondida predilección del tirano por los equipos de su provincia que, muchas veces, se tradujo en beneficios para “sus equipos”; aunque La Habana también se ha salpicado de esos beneficios por otras cuentas como cuando llevaron a Gerardo “Pupy” Hernández como pitcher de un equipo castrista a un mundial juvenil solo porque era sobrino de Jorge García Bango.

Sin la unidad y el esfuerzo entre todos los cubanos no se puede hacer nada digno ni por la libertad ni por la soberanía nacional. Eso lo sabe la dictadura de sobra y el que le de “por la vena del gusto” está contra el reclamo libertario y a favor del esclavismo comunista impuesto.

Con fecha del pasado 27 de noviembre, la sección deportiva del Nuevo Herald publicó una entrevista con el pitcher habanero Yadel Martí en la que, además de no responder claramente a por qué no se quedó durante los Clásicos, expresa que se decidió porque “se dio cuenta de que lo estaban tirando a basura”; es decir, no se sentaron con él para escucharlo y darle cumplimiento a cualquier capricho, por descabellado que fuera, que entendiera el serpentinero que merecía. Pero Castro no paga ni corresponde “la entrega ideológica total” con remuneraciones materiales salvo pocos y contados casos, ¿Lo sabría Martí? Por supuesto, entonces, ¿A qué tanta bulla? Este un caso deportivo de “callo pisa’o”.

Pero, ojo con esto, el culpable de “los tormentos” del lanzador en Cuba, según sus palabras, es Higinio Ruiz, Comisionado de Beisbol, porque “es oriental y le tiene odio a los habaneros”; sin embargo, yo preguntaría, ¿Acaso el único capitalino en la preselección es Yadel Martí?

Yo le hubiera preguntado eso, pero para conocerlo, no para publicarlo como una forma indirecta de continuar alimentado la división del pueblo cubano que, por cada paso que se dé en tal dirección, aleja en 25 la perspectiva de lograr la unidad necesaria.

Si Yadel Martí no tiene una justificación mejor, que no lastime el orgullo y el decoro de una parte importante del pueblo cubano, entonces lo mejor que puede hacer es callarse, igual sugiero para el que realizó la entrevista y público esas indecencias.

A los Castro no les propone nadie que se vayan para Oriente y fueron los que establecieron la persecución de los orientales y sembraron ese odio en La Habana y tal vez en otras provincias contra el oriental. Claro esos criminales a donde deberían irse es al infierno, Oriente queda muy cerca.

¿Por qué Yadel Martí no incluyó a la satrapía entre los máximos “odiadores” del pueblo habanero; por lo tanto, ejes de su tragedia con la pelota allá? ¿Qué sentimiento se lo impidió? Sería bueno escuchar su opinión al respecto.

¡Ah! Antes de que se me olvide: se puede no conocer sobre béisbol cubano; pero es un sacrilegio y una falta de respeto pretender que todo el mundo padece de esa insuficiencia a propósito para decir en el periódico que ese pichercito “recibió la ovación jamás soñada por un cubano” luego de lanzar en un clásico.

Es parte del error de permitir que escriban quienes no conocen nada sobre la historia del béisbol cubano sin supervisión; o que lo hagan increíblemente como jefes de la sección. O forma parte de la política procastrista de ese diario innumerables veces denunciada.

Para concluir, una vez Tani Pérez decidió con un jonrón en extrainnings el Juego de Estrellas de las Grandes Ligas; en otra puso en línea al Cincinnatti en el último de la Serie Mundial de 1975 con otro bambinazo y Luis Tiant ponchó a 18 bateadores jugando para Cleveland en 1968; pero, más cerca y familiar, este individuo no escuchará las ovaciones que han recibido el Duque y Liván, desde playoffs hasta juegos de Series Mundiales, lo mismo en Miami que en Nueva York, nunca en su vida…

Miami, FL., USA
11/29/2010

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