martes, 26 de octubre de 2010

ROSENDO ROSELL Y EL MUSICO JULIO VALDES


¡QUÈ TOQUEN DIANA OTRA VEZ: MURIÒ ROSENDO ROSELL!
Por Andrés Pascual

Ya es rutinario, pero no por eso menos triste: las grandes figuras públicas en todos los órdenes de Cuba, las verdaderas glorias de la República robada para destruirla, fallecen como consecuencia del paso del tiempo sin jamás regresar otra vez a la tierra que les vio nacer: artistas, boxeadores, peloteros, economistas, sociólogos, médicos, ingenieros…que abandonaron la patria porque se negaron a convertirse en animales de tiro ciegos, sordos y mudos; a quienes les embargó siempre el sentimiento del regreso y que nunca dejaron de pensar en Cuba con los mejores deseos, van cayendo poco a poco sin haber podido disfrutar del regreso.

Este año se “fue” Olga Guillot, quien fue más que el símbolo del bolero porque representaba la rebeldía del gremio ante la bestia castrocomunista en cualquier escenario en que actuaba…

El pasado domingo día 24, a las diez de la mañana, en un hospital de Miami, dijo adiós el irrepetible Rosendo Rosell; acaso el más completo actor de la escena cubana de la historia: compositor exitoso de números de la música popular bailable como el bolero Cobarde o los cha-cha-chà Calculadora y Lechuga entre muchos; propietario de orquesta; comediante “sui generis” de aquellos que no necesitaban la palabra y el gesto obsceno no para brillar, sino, como se repite constantemente en el fraude castrista de hoy, para ofender al público; animador de talla y cantante competitivo de tangos; además de escritor y periodista de estilo elaborado y opinión autorizada. Rosendo fue de los elementos que ayudaron a construir el “imperio cubano” para el área latinoamericana de la televisión y el radio y figura presente en muchas obras de teatro y cinematográficas nacionales o coproducidas con Méjico.

Siempre un defensor de la libertad de su pueblo, su columna Mundo de Estrellas, que publicó el Diario las Américas por más de 40 años, se constituyó en púlpito de denuncia de la tiranía que le obligó a exiliarse por 50 años, más de los que vivió en Cuba.

Ya es designio la pérdida de la grandeza y de la decencia cubana con el paso de los años. Ante la imagen deplorable del cubano de hoy, engendro castrocomunista considerable en el rango de “hombre nuevo” guevarista, las figuras como Rosendo Rosell se empinan más alto y, si cabe, cada día con mucho más brillo; a fin de cuentas, son la representación genuina de un pueblo al que no se le reconoce en estos tiempos porque les arrancaron la identidad nacional.

Rosendo Rosell naciò en el poblado Placetas, provincia Las Villas, el 25 de junio de 1918. Al morir contaba 92 años y, que pudo disfrutarlo, una calle de Miami Beach fue bautizada con su nombre hace 4 meses.

Miami, FL., USA
10/26/2010

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