miércoles, 2 de junio de 2010

OMAR "EL NIÑO" LINARES NUNCA PUDO PROBAR SU GRAN TALENTO EN LAS GRANDES LIGAS


DE LA BARRERA RACIAL A LA BARRERA POLITICA CASTRISTA
Por Andrés Pascual

La cantidad de jugadores negros privados de jugar en Grandes Ligas por la barrera racial impuesta por el Pacto de Caballeros hasta 1947, no es ni remotamente comparable con la otra que le privó a Cuba tener acceso al béisbol mayor.

A la hora de razonar sobre la tremendísima cantera que perdió el Beisbol Organizado se habla de números entre 500 y 1000 o más peloteros que dejaron de actuar aquí procedentes de la Isla; porque si Republica Dominicana, con menos producción histórica en tiempos normales ha colocado 400 o más desde mediados de los 80 ¿Cuantos cubanos han dejado de jugar en 49 años de criminal barrera política? Nadie sabrá nunca el número exacto del desperdicio de talento producto del muro castrista; tal vez 1,200 sea una cantidad conservadora y teniendo en cuenta la posibilidad que hubo de poseer una franquicia de Liga Grande en La Habana…

Nadie se explica la razón por la que no tratan esa prohibición de la tiranía castro comunista contra el pelotero cubano igual que al Muro Racial en las agencias de prensa americanas e hispanas; incluso en las oficinas del Beisbol Organizado… ¿Acaso existen diferencias en cuanto a abuso de poder entre una y otra? ¿Por qué estos supuestos “hermanos” nuestros de América Latina, desde sus posiciones en la crónica de gran alcance como la de ESPN Deportes no se solidarizan con el pelotero cubano y establecen un capítulo que acuse sostenidamente a los responsables de tamaño crimen y recuerden que, anualmente, en Cuba no se permite que un jugador utilice su derecho a jugar en el béisbol que crea más conveniente; o, más ventajoso… ¿Cuáles son los momentos en que debemos sentir aprecio por esa “hermandad”? Tal vez la solución a la tragedia cubana, con respecto al Beisbol Organizado, podría hacer peligrar el negocio de otros países del Caribe con esta pelota.

Aceptar el hecho de la situación cubana, que afecta al beisbol, como algo natural y posiblemente ejemplarizante desde una perspectiva “de buen gobierno revolucionario”, coloca en plano de hipócritas el retiro del número de Jackie Robinson; incluso la solicitud del de Roberto Clemente.

La Barrera Castro comunista contra el pelotero nacional es más criminal e injusta que la que bloqueo al jugador negro durante 46 años; porque aquellos jugadores podían irse a jugar por dinero a cualquier país o liga que se los permitiera sin tener que enfrentar acusaciones de traición a la patria y sin ser convertidos en “no persona”; pero la mayor diferencia fue que tampoco se les prohibió construir su propia pelota profesional a través de las Ligas Negras.

Nadie de la prensa hispana, ni americana, ni las instancias superiores del Beisbol Organizado han hecho nunca ni denuncias que los comprometan con solucionar el problema del jugador cubano, porque tal posición encierra una critica directa a la tiranía y, para estos elementos que se llenan la boca para decir “que lo político no mezcla con el deporte”, no hay mejor justificación para no ayudar con su apoyo ni al beisbol; ni, mucho menos, al ciudadano cubano en sentido general ¿Por que razón? Para que no peligre su presencia en el beisbol organizado a través de una fuente que no les pertenece que, como muchas cosas que disfrutan hoy en lo económico, se lo robaron; así de sencillo, oportunistamente.

En igual posición se encuentran las Grandes Ligas, solo que en este caso, aparentemente, hay secretos que no conviene que se sepan por nadie ajenos al asunto.

A fin de cuentas, el pelotero cubano desde los últimos 48 años carece de cualquier tipo de apoyo moral que garantice por lo menos una rectificación de la política de injusticia y segregación mñs grande que el deporte haya conocido; a pesar de la barrera racial…lo que sugiere con esa actitud que el apoyo a quien se lo brindan es a la dictadura.

Miami, FL., USA
06/02/2010

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