A DIOS ROGANDO, PERO CON EL MAZO DANDO
Por Juan Carlos León
Los que creemos en Dios tenemos la fe de que El estará siempre ahí  para nosotros. Pero eso no es  suficiente. Nuestro Señor espera que nosotros pongamos también nuestro  granito de arena. Hay creyentes  que lo único que saben hacer es pedir, pero se olvidan de poner la  acción.
No podemos esperar que Dios baje del cielo y resuelva todos nuestros problemas. A nosotros  nos corresponde crear un plan de trabajo e ir en pos de nuestras metas. Con su  ayuda y nuestra perseverancia, el  camino se hace mucho más fácil. “Ayúdate que Yo te ayudaré”, es la  exhortación que nos hace  Aquel que nos creó y nos amó  primero.
Hay quienes tienen la creencia de  que los cristianos deben ser pobres. Quizás esta teoría viene de la interpretación que se le ha dado a la  parábola del joven rico, a quien Jesús dijo: “Dale todo lo que tienes a los pobres y  sígueme”. Este joven adinerado se marchó triste y cabizbajo debido al pedido que  el Señor le hizo, sin embargo,  hay otros casos en la Biblia como el de Salomón a quien Dios le dio no solo  sabiduría, sino también multiplicó sus riquezas por guardar sus mandamientos y  serle fiel.
La clave no está en tener dinero o no, sino en dónde ponemos nuestro corazón. Nuestro Creador es un Dios  celoso y detesta la idolatría, pero si permitimos que Él sea el centro de nuestras vidas, todo lo demás vendrá por  añadidura, según nos enseñan las Sagradas Escrituras. Todo es cuestión de  interpretación.
Aprendamos a ser más responsables con la parte que nos corresponde.  No podemos seguir esperando que nos caiga el maná y las codornices del cielo.  Hemos sido creados a imagen y semejanza de nuestro Señor y El espera lo mejor de  cada uno de nosotros. Como dice un viejo refrán: “A Dios rogando, pero con el mazo dando”.
Miami, FL., USA
04/06/2012

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